Hace unos meses adopté un gatito que encontramos en la calle y en el proceso de adaptación mi gato ya de un año se puso muy nervioso. Tanto que empezó a comer mucho menos y el veterinario me dijo que le diera subsalicilato de bismuto, ese famoso medicamento rosa que tomamos para las nauseas y el estómago nervioso. ¡Pues funcionó! Y me pareció muy interesante que los gatos también sufran de ansiedad como nosotros los humanos. Siempre había visto a los gatos como mascotas que no le temen a nada pero en realidad son tan diferentes en personalidad como nosotros.
Después de ese suceso decidí investigar un poco más sobre la ansiedad en gatos, como podemos reconocerla y tener más información. Te comparto un poco de mis descubrimientos y tips.
Algo muy importante es saber distinguir las señales de ansiedad en un gato, las más comunes son las siguientes:
- Comer menos o más de lo normal
- Estar constantemente escondido
- Dejar de ir a la caja de arena o hacer fuera de ella
- Destruir cosas excesivamente
- Temblar
- Salivar
- Limpiarse excesivamente
- Agresión
Está bien intentar darle premios o juguetes que le gusten para que se distraiga, al contrario de lo que dicen normalmente no estás incentivando las malas actitudes. En cambio si le gritas o lo castigas por su actitud solo hará que se ponga más nervioso. Es importante ver tu hogar a través de los ojos de tu mascota para poder identificar qué es lo que la puso nerviosa. Te puedes hacer preguntas como las siguientes:
¿Qué ha cambiado en la casa últimamente?
¿Hay ruidos fuertes frecuentes?
¿En qué momento veo a mi gato reaccionar de maneta negativa? ¿Estoy presente o no?
¿Cómo se lleva con mis otras mascotas? (Si las hay)
¿Han cambiado rutinas de juego o de alimentación?
¿Ha cambiado la arena o la comida?
Estas preguntas serán muy útiles para tu veterinario y para ti. A veces las cosas que los ponen nerviosos son cambios fáciles en nuestro hogar, a veces requieren de más tiempo y apoyo de profesionales. Dependerá de como veas a tu michi, algunas señales de alerta es que pase un día entero sin comer o que empiece a tener partes del cuerpo sin pelo de tanto lamerse. En el caso de mi gato solo se requirió que viera al gatito que teníamos encerrado ya que escucharlo llorar y no poderlo ver lo ponía muy nervioso. Ya que el gatito aún no estaba desparasitado por completo lo metimos a una jaula y desde ahí pudieron convivir. Recordemos siempre que los gatos son animales de rutina, a veces todo lo que necesitan es algo de mimos y tiempo para acostumbrarse a los cambios.